viernes, 17 de agosto de 2018

THE GAME

Autor: Adrián González (Primero de bachillerato)

Profesora: Johanna Acosta Ortega.

Redacción Creativa.

Guayaquil 2018


Érase una vez un chico 
a quien le fascinaban los videojuegos. 
Su mamá lo reprendía porque jugaba noche y día, 
su gato lo quería, 
después de todo era su fiel compañía. 

Un día, se dio una fuerte discusión. 
Mamá insistía en que sus tareas el cumpliera, 
pero Juan no la oía y él jugaba todo el día. 

Aún molesto por la discusión con mamá, 
se dispuso todo el día a jugar. 

¡Qué raro! 
-Un nuevo nivel en el juego he encontrado- 
muy feliz y emocionado pensó pasar 
muchas horas ahí sentado. 
Lo que no sabía 
era que el nuevo nivel lo atraparía. 

Al caer por un túnel en el juego, 
quedó atrapado. 
Para salir tenía que vencer 3 niveles. 

En el primer nivel, 
tenía que atravesar su cuarto, 
todo era gigante ya. 
-Si hubiera arreglado mi cuarto cuando  mamá me dijo, 
no me hubiera costado tanto atravesarlo.- 
Después de tanto esfuerzo logró pasarlo. 

El segundo nivel lo llevó a la cocina, 
tenía que atravesarla y llegar a las tuberías del lavamanos.
Grande fue su decepción, 
cuando lleno de platos sucios la encontró, 
recordó en ese momento
por qué mamá le había dado un parlamento.
Finalmente, lo logró y avanzó al tercer nivel.

En este nivel, él tenía que atravesar su jardín, 
el cual tenía alto el césped. 
Después de todo él no lo había podado. 
Una vez allí, se dio cuenta de que estaba perdido. 
Estaba desesperado,
y no sabía qué hacer 
para salir de ese nivel. 

Hasta que finalmente despertó, 
y se dio cuenta de que todo fue un sueño. 
Desde entonces, 
Juan hace sus quehaceres con mucho empeño.

Fin

EL SILENCIO DE LAS NUBES


Autor: Angélica Espina Molero (Primero de bachillerato)
Profesora: Johanna Acosta Ortega.
Redacción Creativa.
Guayaquil 2018


Elena era una niña hermosa de cabellos castaños claros y unos ojos verdes que dejaban ver todo lo que sentía en su interior. Siempre pensando en su familia, estudios y sueños por cumplir. Era muy feliz, siempre lo fue, su familia le enseñó que, a pesar de los cielos grises, siempre un rayo de luz se asomaría en ambientes tan incoloros. Amaba a su familia con toda su alma.

Todos los días al llegar del colegio su mamá la recibía con mucho amor y le servía el almuerzo y comentaba sobre lo que le sucedía en cada día. Un día, al llegar del colegio, le dieron una de las noticias más terribles de su vida:
-Elena, cariño te tengo una mala noticia... tu mamá tiene cáncer- dice su papá con lágrimas en las mejillas.
-¡No puede ser!– dijo la pobre niña ante tal atrocidad.
-Pero no te preocupes saldremos de esto, ya verás- dándole un suave beso en la coronilla.

Su madre, una hermosa mujer de cabello castaño oscuro súper largo, perdía cada día su brillo, y Elena solo esperaba que su hermosa mamita volvería a ser lo que era antes.

Lastimosamente, las últimas palabras que escuchó de su mamá fue un: “recuerda hija, no hay días grises”. Elena se dio cuenta que las palabras de su padre fueron en vano, ya que luego de 3 meses, y algunos días su mama falleció y junto con ella se fue su voz. La muerte de su madre la dejó muda por varios años.

Pasaron 5 años de dolor y silencio. Elena ya hecha una adolescente seguía sin decir palabra alguna, ya que no sentía la necesidad de hacerlo. No tenía amigos en la escuela, ya que no podían iniciar una plática amena junto a ella. 

La soledad de Elena se esfumó al ver a Levi, un chico alto y moreno de ojos cafés, que empezaba su vida, el chico nuevo en su clase.

Levi era un chico común, nada fuera de lo normal, pero le llenaba cierta curiosidad al ver el silencio que producía esta chica. A él no le importaba que la chica no hablara. Sentía que en sus ojos podía leer todo lo que la chica tenía para decirle, y así fue que la conoció a la perfección, sin necesidad de que Elena dijera una solo palabra.

Aprendió sus gustos, sus costumbres, sus secretos, y hasta sus mayores sueños. Levi y Elena se hicieron los mejores amigos, sin poder separarse uno del otro. Y cuando su amistad estaba en cierto punto maravilloso, la bomba explotó.

Levi dijo: 
-¡te amo!- Y las siguientes palabras que dijo Elena luego de años de silencio
Fueron muy simples y claras.
-¡Hasta que lo admites!

Esta es la historia de dos chicos enamorados, que a pesar de vivir entre grises cielos, siempre pudieron admirar a través de las nubes incoloras los rayos de un hermoso sol.

Fin…